Críticas y prensa

Comentario brown: NUDE BRONZE

Una de las tantas particularidades de NUDE BRONZE Teatro La Llorona, domingos 19 horas está contenida en el siguiente diálogo:

Martín: ¿Ves? Se nubló.
Maricel: ¡No se nubló! ¡Es una nube, enseguida va a pasar!
(Maricel sale molesta…)

Sacado de contexto, la lectura de este pequeño contrapunto podría sugerirnos que el personaje de Maricel saltó sin charquito salió con cualquiera o quizá su enfado nos esté hablando de otra cosa, de algo realmente grave, de una tragedia, de un mal de amores. Pero no, nada que ver. El sentido del texto es literal. A Maricel lo único que le preocupa es aprovechar al máximo las propiedades de su bronceador marca NUDE BRONZE. Por eso las nubes no son metáforas ni metonimias ni sinécdoques de nada. Son nubes. ¿Existen personas así, con preocupaciones tan rudimentarias? bah, no lo son tanto si uno considera la cantidad de procesos industriales y de mercadotecnia por las que tuvo que pasar ese pomito protector para llegar a tocar una piel ¡Por supuesto! Y en exceso. ¿Funciona en teatro mostrar esa vacua frialdad o fría vacuidad? ¡Sí!

Los hombres de Maricel son hombres subyugados por su belleza espigada y su docilidad aparente, que creen haber conquistado su corazón ese mismo al que la protagonista le canta en italiano en un playback memorable de Rita Pavone y que lo van a mantener bajo raya a fuerza de mandatos sociales, billeteras jacobianas o seductora masculinidad las tres opciones bien podrían ser títulos postmortem de Corín Tellado o premortem de …………………………………., aquí el lector complete mentalmente la línea de puntos con el nombre y apellido del escritor@ contemporáne@ de su preferencia, yo no quiero ganarme un/a nuev@ enemig@). Avancemos por orden de aparición.

Martín es el ex. Grisáceo. Enjuto. A punto de quebrarse. Viene a sacar a Maricel de su idilio con la naturaleza, a llevarla de regreso a la realidad. Pero su estrategia no resulta por algo la perdió. La primera jugada única y última de Martín es culparla de todos sus males se muestra especialmente afligido por el contenido que ha tomado en su contra el tan mentado quedirán y ordenarle que vuelva de inmediato a su hogar y se haga cargo de sus hijos. Pero esa perorata no hace mella en Maricel ¿para eso se pondrá tanta crema y bronceador, para que las cosas le resbalen o no la toquen en su fibra más íntima? No, ya lo aclaré, nada que ver.

Luego viene Rubén, el de la billetera. Prototipo de pendeviejo. Rústico, baboso, desagradable, pero con pileta y parque buen partido, al fin de cuentas. No soporta la inacción de Maricel, que desde su puesto de combate la reposera bajo el sol domina la escena, y siguiendo los consejos de su verborrágica y resentida hermana, Berta amiga de lo casero, porque la única mierda a la que no se le siente el olor es a la de uno mismo, y aprovechando la irrupción de Martín, se decide a echar amablemente a su media naranja con la incertidumbre de no saber si le dará el cuero - de su billetera - para reemplazarla por otra fruta inmadura.

Pero el “premio mayor” se lo lleva Gabriel, amigo de Rubén y amor imposible de Berta, de pasado trágico y cómico la conjunción copulativa en el medio de dos palabras tan teatrales no es un error: Gabriel Arnaudo es de esa clase de personas que al recordar algún suceso dramático de su vida lo transforma en una rutina de stand up comedy, por eso, entonces, primero se desencadena la tragedia Y un tiempo después sobreviene la comedia, que no es otra cosa que tragedia procesada, cual si fuera un aparato digestivo, nunca las dos cosas a la vez, orden que resulta clave para la buena digestión del personaje en cuestión que finalmente conquista a Maricel eso cree él gracias a sus dotes pueblerinos de galán. Sí, claro, uno puede imaginar que el tipo ese por un tiempo no va a pasar por ninguna puerta, que seguramente se dará dique ante sus amigos por haber hecho sucumbir a semejante minón en apenas una tarde en la que había llegado de visita, con las manos vacías y escuchando su Rock Collection. ¡Pobre ingenuo! El dique le va a resistir una nadita. Al igual que con Martín y Rubén, Maricel, que es una gran actriz y la actriz que hace de ella también, al igual que el resto del elenco, le hará creer que es su macho, al que siempre esperó en balde, aquél que la hará vibrar por fin de emoción, el arcángel Gabriel ¡ja, ja, ja!

Así, uno por uno, los hombres de Maricel pasan del encantamiento a la desilusión y el despecho. Ella, tarde o temprano, termina revelándoles cada uno de sus trucos. Antimaga, Cortázar le daría con un cronopio - ser verde y húmedo - ¡puaj! - en la cabeza.

Una cosa más. En la última escena, se abre la posibilidad para una segunda parte no siempre resultan malas de esta historia ¡yo la pido a gritos! en una casa de dos plantas, con patio y una madre, la de Gabriel, que puede llegar a ser un personaje muy teatral, como lo es Maricel gracias a la dramaturgia de Rainero -merecedora de una mención especial de Argentores- y a la dirección de ella en sociedad con Francisco. No es una empresa menor esto de la saga, pero un desafío sin dudas posible para un grupo de trabajo que logró transformar una casa del barrio de Colegiales en una sala intimista que vale la pena conocer así como existen elencos estables, no estaría mal que empezaran a pulular algunas historias también estables, como lo supo ser a su manera, y en su momento, Bizarra – o mejor dicho Bisagra. ¿Cuál sería la ventaja de adoptar este formato más folletinesco? No lo sé a ciencia cierta. Y además, eso ya sería harina de otro costal – siempre quise usar esta muletilla agrícola en alguna reseña de teatro: ¡el sueño está cumplido! ¿puedo dormir en paz?
 
Martín Seijo (18/8/2010)
Fuente: http://elgrandiosbrown.blogspot.com/2010/08/comentario-brown-nude-bronze.html

Divertida, casera, creativa

“Nude Bronze” desde un principio propone un juego íntimo, es una obra con mucho delirio, de mucho recurso imaginativo, muy personal como también una comedia donde el silencio es una herramienta muy significativa.
“Nude Bronze” escrita por Cecilia Rainero y co-dirigida por Bárbara Francisco es una propuesta donde en un principio uno llega por medio de invitación o reserva; no, no es un nuevo espacio cultural, sino es la sala de estar de una casa. Pero contrariamente a ese hecho, la obra sucede en verano, en el jardín. El espectáculo se gesta de forma creativa.
“Nude Bronze” es una puesta muy realista que tiene muy buenas interpretaciones, todas las actuaciones mantienen personajes muy curiosos, interesantes, sumamente complejos y a la vez cotidianos. Es una propuesta que a la vez invita a la comicidad de los personajes, pero a también a re-descubrir lo no dicho, el vacío que cada uno de ellos lleva; los encuentros y des-encuentros que cada uno tiene, los deseos por el otro.

Nepo Sandkuhl (25/7/2010)
Fuente: http://neposandkuhl.blogspot.com/2010/07/nude-bronze.html
 
Sola y al sol
Obra con dramaturgia de Cecilia Rainero, dirigida por Cecilia Rainero y Bárbara Francisco

El espectáculo se ofrece en el living de una casa. Separado del espacio escénico por una arcada, el público se sentará en un sillón, o una banqueta alta, o un banco alargado y petiso.
La improvisada platea apenas tiene lugar para dieciocho personas. Las anfitrionas convidan con vino y cosas ricas; y, lluvia y frío mediante, se agradece la hospitalidad y la estufa con forma de maderas ardiendo.
Lo interesante de esta propuesta –más allá de lo evidente, es decir, de la comprobación empírica de que se puede hacer teatro en cualquier espacio-, es que la historia sucede en un jardín, y en pleno verano. Este doble desplazamiento (espacial y climático) genera un primer impacto muy interesante. Mientras miraba me preguntaba qué cambios operarían en la percepción del espectador si se ofreciera la obra en un verdadero jardín, un día de calor. Y –arriesgo- creo que sería bastante más aburrido. El desplazamiento nos obliga a percibir, de forma inmediata, que somos parte de ese hecho; que es nuestra participación activa en ese pacto ficcional lo que termina de hacerlo posible. El espacio relatado no reitera al espacio real, sino que lo transforma; y en un momento dejamos de ver living y vemos, nítidamente jardín.
El pasto es verde y, al levantarse la cortina que oficia de telón, vemos que lo pisan un par de zapatos de hombre. Un poco más arriba ya se deja ver el pie de una reposera, sobre la que descansan, a su vez, otros dos pies; los de Maricel.
Él está apurado; ella, invariablemente, toma sol. Sus piernas largas recorren el jardín, montadas en altas plataformas, con sensualidad y torpeza. Maricel no se perturba. La realidad que la traspasa no logra desequilibrar su calma, o tal vez, no logra sacarla de su abulia (con la sola excepción de una nube que le tapa el sol)
El espectáculo propone un comienzo “in medias res”: ella está en la casa del tipo que no es su marido, cuando éste la viene a buscar. Y a medida que avanza, se despliegan los nudos significativos que van construyendo el mundo de Maricel. Lo que parece en un comienzo, se va desmoronando a medida que entran los otros personajes, y entonces el mundo que habíamos imaginado desde la platea -ese heroísmo de la mujer que huye de una relación sin amor, porque ha encontrado a la persona indicada-, se quiebra: no; no se fue a un lugar mejor.
Acaso, simplemente, haya cambiado un departamento por una casa con jardín.
Lo patético recorre y atraviesa a cada uno de los personajes, y el texto tiene la destreza de mostrarlos sin exhibirlos. En este sentido, el registro de actuación se mantiene en un plano realista, y el verosímil se construye sobre ese sostén. El modo natural y cotidiano en que los personajes se comportan, contrasta con la situación que, en realidad, están viviendo. Este choque entre lo que es y lo que parece corroe silenciosamente la sensación de bienestar que pareciera ser el resultado unívoco de una tarde de sol, pileta, mate y budín casero.
Lo cierto es que Maricel está sola, a la deriva. Por eso, llega un momento en que su frugalidad se vuelve alarmante. Pero ella no se inmuta. Tiene esperanza, y tiene un bronceado perfecto.

Sol Lebenfisz para Crítica Teatral (23/7/2010)
Fuente: http://www.criticateatral.com.ar/index.php?ver=ver_critica.php&ids=1&idn=2465